Mi experiencia con el iPad Pro (2018) y por qué lo prefiero a cualquier iPhone

Su diseño y su hardware son espectaculares, pero... ¿qué es lo que más me ha sorprendido?

Mi experiencia con el iPad Pro (2018) y por qué lo prefiero a cualquier iPhone
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Hace unos días volví a encender mi antiguo iPad Air 2. Qué sensación tan extraña. Seguramente a ti también te habrá sucedido algo similar con alguno de tus dispositivos que hace tiempo que no uses. Al volver a sujetar ese iPad Air 2, lo sentí extremadamente ligero y pequeño entre mis manos. No pequeño, sino diminuto. ¡Más bien parecía un iPad mini!

Y fue entonces cuando me di cuenta de que me había acostumbrado finalmente a la gigantesca pantalla de 12,9 pulgadas del iPad Pro de tercera generación (2018). Así que pensé... ¿por qué no compartir mi experiencia?

Hoy te voy a hablar sobre cómo entiendo el funcionamiento de un iPad Pro en mi vida cotidiana, qué cosas me han sorprendido más sobre esta tablet y por qué preferiría una y mil veces este modelo de iPad antes que cualquier iPhone de Apple. ¿Comenzamos?

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¿Es el iPad Pro un ordenador?

iPad Pro 2018

No, no, y definitivamente no. Y ojo, porque realmente Apple tampoco desea que su iPad se convierta en un ordenador. No sería muy beneficioso para sus ventas de productos Mac. Las cosas tal y como están son idóneas para el ecosistema de la manzana. Y aunque no concibo un futuro con ordenadores sin pantallas táctiles, hay que reconocer que al iPad Pro de Apple todavía le falta un largo camino por recorrer antes de tan siquiera acercarse al nivel de productividad que nos brinda un PC o un Mac.

Y a todo esto, el iPad Pro tampoco es una videoconsola. Permíteme explicarme. Cuando tomé entre mis manos por primera vez un iPad me quedé absolutamente maravillado, asombrado. Me fijé en su preciosa pantalla táctil preguntándome cómo era posible que la tecnología hubiera avanzado tanto hasta este punto. Comencé a descargar apps, juegos en su mayoría. Era impresionante. Pero, con el tiempo, dejó de sorprenderme jugar a los juegos de la App Store.

Pero con esto no quiero decir que el iPad Pro no sea un dispositivo ideal para el gaming, ni que su procesador A12X Bionic no ofrezca un brutal rendimiento gráfico. Que así es. Sino que quiero dar a entender que el iPad Pro es una herramienta ideada para mejorar la productividad, no solo en tu trabajo, sino que también en tu vida cotidiana.

¿Cómo ha mejorado mi vida el iPad Pro de Apple?

iPad nevera

Principalmente, uno de los usos que más consumo en el iPad Pro es la reproducción de contenidos multimedia. Gracias a su gran pantalla y a la reducción de los biseles en su diseño, ver series de Netflix y vídeos de YouTube resulta mucho más inmersivo que con cualquier otro dispositivo. A veces más que incluso en el propio televisor.

Pero el iPad Pro ofrece mucho más que una bonita pantalla para la visualización de vídeo. Puedo conectar mi cámara a su puerto USB-C y transferir imágenes en cuestión de segundos, puedo adelantar trabajo mientras estoy tumbado cómodamente en el sofá o simplemente navegar por la web durante horas y horas.

Pero una de las cosas que más me han sorprendido del iPad Pro son sus imanes. No imaginaba que fueran tan útiles. Tiene 102 imanes ocultos en su interior que permiten acoplar el iPad a cualquier superficie de acero. Por ejemplo, a la nevera. Y es que aunque la encimera de mi cocina es bastante amplia, siempre tiendo a llenarla de alimentos, especias e ingredientes que no me permiten poner el iPad a un lado mientras sigo cualquier receta. Con esta novedad puedo poner mi iPad Pro en la nevera e interaccionar con él sin miedo a que se manche su pantalla. ¡Y qué útil es!

¿Qué tiene el iPad Pro que no tenga un iPhone?

ipad

Más que una simple tableta, me gusta imaginar el iPad como un panel de control. Un panel de control mediante el cual puedo gestionar prácticamente cualquier ámbito o elemento de mi vida cotidiana. Puedo controlar el funcionamiento de mis dispositivos de domótica, consultar información en la web, trabajar en proyectos, leer libros y un sinfín más de posibilidades.

¿Podría hacer todo esto en un iPhone? Sin lugar a dudas. Pero la sensación al hacerlo es infinitamente más placentera en un iPad. Es cierto que el iPhone puede resultar un dispositivo más cómodo y manejable. Pero la experiencia que brindan las aplicaciones en un iPad es mucho más completa. No solamente a nivel visual, ya que puedes ampliar el contenido de una forma más inmersiva e interactiva, sino también a nivel funcional.

Tiene más gestos táctiles que un iPhone y tiene algo que el iPhone jamás tendrá, las prestaciones de multitarea Slide Over y Split View. Por no hablar de la potencia de su hardware... Y además, admitámoslo, no es lo mismo editar una fotografía o un vídeo en un iPad que en un iPhone. Y lo mismo ocurre con la reproducción de audio, los contenidos multimedia o sencillamente la lectura o la escritura. ¿Qué opinas tú? ¿Cambiarías tu iPhone por un iPad?

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