Por qué deberías apagar el iPhone de vez en cuando
Limpia la memoria y todo vuelve a ir más rápido y fluido
Tenemos por costumbre apagar los dispositivos electrónicos cuando no los estamos utilizando. También lo hacíamos con el móvil hasta que llegaron los smartphones. Esta práctica, en su caso, ha desaparecido casi por completo, hasta el punto de llegar a ser algo casi mitológico. Estamos pendientes de él las 24 horas del día, convirtiéndose en nuestro compañero más fiel.
La noche es el único momento en el que nos podemos permitir apagarlo, a no ser que tengamos un iPhone y aprovechemos ese lapso de tiempo para recargar su batería. Porque cuando conectamos el cargado al terminal de Apple éste se enciende, mostrando la manzanita y la posterior pantalla de bloqueo.
Si bien es cierto que no es necesario apagar el iPhone todas las noches, de vez en cuando no va nada mal para su salud (y para la nuestra). Estos son algunos motivos por los que debemos dejarlo descansar.
El iPhone, como nosotros, también necesita descansar
Muchos solo apagaran su iPhone, como bien dicen los chicos de iDropNews, cuando perciben que no funciona como debería, que las apps se congelan o, directamente, no responde. Reiniciarlo permite que la memoria se libere y que todo parezca que vaya más fluido, ya sean las animaciones o los tiempos de carga.
Sobre si apagarlo mejora la condición de la batería no hay nada seguro. Más bien depende del uso que se haga del iPhone, las apps que se utilicen, etc. Lo que está claro es que mientras está apagado no está realizando ninguna función, ni consumiendo datos, energía o pendiente de notificaciones. Ese instante en el que no es más que un pisapapeles lo podemos aprovechas para desconectar de nuestro mundo digital.
La propia Apple quiere que seamos conscientes de todo el tiempo que pasamos pegados al iPhone o al iPad. En iOS 12 se incluyó la función Tiempo de uso, la cual nos permite asignar límites y horarios a las apps, así como ver en qué invertimos nuestro tiempo cuando estamos con el teléfono móvil.
Para evitar la tentación de cogerlo y revisar las redes sociales o el correo electrónico del trabajo podemos dejarlo en otra habitación en la que no estemos. El solo hecho de tener que levantarnos y dejar lo que estamos haciendo hará que nos lo pensemos dos veces. Porque sí, el ser humano es vago por naturaleza.