Lanzar un podcast generado con IA parecía una buena idea, pero ha sido un completo desastre para el Washington Post

¡84% de los guiones generados por la IA para un podcast del Washington Post no cumplían con los estándares mínimos de calidad!

Lanzar un podcast generado con IA parecía una buena idea, pero ha sido un completo desastre para el Washington Post
La IA vuelve a demostrar que, por ahora, debe ser inseparable de la supervisión humana
Publicado en Tecnología

La IA está transformado el mundo laboral, inevitablemente, y hay quienes se animan más que otros a probar las herramientas basadas en esta tecnología y a asumir sus consecuencias. Bajo la premisa de ofrecer una experiencia personalizada y vanguardista, el Washington Post, delegó la narración de sus noticias a una inteligencia artificial en el formato podcasts. Sin embargo, en menos de dos días, esta iniciativa ha desatado una crisis de credibilidad interna y externa que pone en duda los procesos de supervisión del medio.

Según informes publicados por Semafor, las fallas del podcast no se limitaron a errores de pronunciación, quizás lo más esperados, sino que escalaron hacia distorsiones graves de la información.

El Washington Post ha evidenciado por qué el deber de informar no se puede dejar en manos de la IA

La situación se ha tornado delicada para un diario de referencia, donde la precisión es el activo más valioso. La difusión de errores a gran escala no solo afecta la imagen del medio, sino que alimenta la desconfianza en un clima político donde el periodismo ya se encuentra bajo un escrutinio constante, abriendo el debate sobre el alcance que debería tener la IA actualmente en este sector.

Entre los fallos más críticos reportados se encuentran:

  • Alucinaciones de contenido: La IA generó cambios significativos en el núcleo de las noticias.
  • Atribuciones erróneas: Se asignaron declaraciones a personas que nunca las hicieron.
  • Citas inventadas: El sistema llegó a crear frases ficticias, vinculándolas incluso a la línea editorial o postura general del periódico sobre temas sensibles.

La implementación de esta tecnología ha dejado al descubierto dos visiones opuestas dentro de la organización. Por un lado, el equipo de producto parece haber adoptado una mentalidad de "Silicon Valley", donde los errores se ven como gajes del oficio en una fase experimental. Por otro, la redacción ve estos fallos como una traición directa a sus estándares éticos.

Según una según cita reportada por Semafor, un editor del Post se refirió al hecho en un canal interno de Slack:

Es realmente asombroso que se permitiera que esto sucediera. Nunca imaginé que el Washington Post distorsionaría deliberadamente su propio periodismo".

Lo más sorprendente es que fue un accidente imprevisto. Pruebas internas realizadas antes del lanzamiento revelaron que hasta el 84% de los guiones generados por la IA no cumplían con los estándares mínimos de calidad del diario. A pesar de que los resultados indicaban que la gran mayoría del contenido no era apto para su publicación, el proyecto recibió luz verde, evidenciando una desconexión crítica entre quienes crean la tecnología y quienes protegen la integridad periodística.

La apuesta del jefe por la IA

Aunque medios como The New York Times o Bloomberg utilizan la IA para tareas discretas, como la sugerencia de titulares o el resumen de artículos financieros, el Washington Post ha tomado un camino mucho más radical bajo la propiedad de Jeff Bezos.

La estrategia del Post no se detiene en la automatización del audio. Además, incluye planes para integrar chatbots avanzados y permitir que colaboradores no profesionales envíen textos asistidos por inteligencia artificial. Esta proactividad tecnológica busca modernizar el modelo de negocio, pero el reciente desastre del podcast demuestra que la velocidad de implementación ha superado a la capacidad de control editorial.

Este hecho demuestra que la IA es una herramienta poderosa para la producción, pero un sustituto peligroso para la industria mediática, ya que no es capaz de ofrecer precisión ni veracidad. Temerosamente, es una de las industrias en donde más se utilizan herramientas basadas en esta tecnología, capaces de promover la desinformación y las consecuencias que esta genera. Nuevamente, se pone de manifiesta que la automatización sin supervisión humana no solo genera errores técnicos, sino que pone en riesgo la esencia misma del periodismo: la verdad

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